¿Son necesarias las leches de crecimiento?

Este post viene a colación de la controversia que existe con estas leches. Como dietista-nutricionista pediátrica, e IBCLC, siempre he defendido que estas fórmulas NO SON NECESARIAS, incluso que son perjudiciales para los más pequeños, sin embargo, soy una persona de mente abierta y, tras leer algunos organismos oficiales “defender” los posibles beneficios de estas me he preguntado ¿y si estoy equivocada?

Así que vamos a averiguar qué hay de verdad y de marketing detrás de estas leches.

Leche

Qué es eso de “leche de crecimiento”

Llamamos leche de crecimiento – o tipo 3 – a una fórmula intermedia entre la leche de continuación (tipo 2) y la leche de vaca entera.

Este tipo de fórmula se elabora con leche desnatada a la que se le añaden, quitan o modifican algunos componentes para adaptarla a las necesidades de los niños de entre 1 y 3 años.

La normativa

Es muy curioso hacer una búsqueda sobre la normativa que aplica a este tipo de preparados para niños pequeños, cuando se da tanta importancia a la oferta de alimentos y productos durante los primeros años de vida, encontramos que esta bebida preparada NO ESTÁ SUJETA A NINGUNA NORMATIVA NUTRICIONAL.

Sin embargo, si buscamos la legislación sobre las leches de fórmula tipo 1 y tipo 2 sí que hay una normativa clara de cuál debe ser su elaboración y composición. Regulando incluso la publicidad que se puede (o no) hacer de ellas, su etiquetado y su comercialización (puedes consultarlo aquí).

Las leches de crecimiento no están sujetas a normativa específica.

La composición

La justificación que hace la industria, y algunas asociaciones profesionales, como te contaré más adelante, a la necesidad de esta fórmula es que:

  • Tiene menos proteína que la leche de vaca.
  • Aporta mayor cantidad de hierro que la leche de vaca.
  • Aporta mayor cantidad de calcio y vitamina D que la leche de vaca.
  • Contiene menos cantidad de grasa saturada (es leche desnatada).
  • Contiene grasa monoinsaturada o ácidos grasos poliinsaturados (añadidos).

 

Esto no me parece mal, pero dado que no hay normativa que regule estos valores nutricionales, hay una gran variabilidad entre diferentes fórmulas tipo 3, lo que se traduce en que hay fórmulas que se asemejan a la leche de continuación (tipo 2) y otras que realmente son un batido edulcorado. Y todas ellas se pueden etiquetar como “leche de crecimiento”.

El uso recomendado

Es posible que, leyendo todo lo anterior, veas claramente que sin normativa la industria puede hacer lo que quiera y, por tanto, los supuestos beneficios desaparecen, así que, en conclusión, estas “leches” (aunque en realidad no encontrarás esta palabra en su etiquetado) no son necesarias, ni beneficiosas.

 

Sin embargo, el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP) publicó en 2017 una nota de prensa, que revisó en 2020 sin cambios, en la que apostaba por los beneficios de este tipo de fórmulas.

Lo que dice textualmente uno de sus párrafos es lo siguiente:

“Estos productos, denominados genéricamente como ‘leches de crecimiento’, son una opción complementaria en la dieta para alcanzar las ingestas recomendadas de nutrientes esenciales en la infancia.”

Y su razonamiento a favor es el que sigue:

“Con el objetivo de adaptarse mejor a las necesidades de los niños de corta edad, las leches de crecimiento tienen un contenido proteico reducido. También tienen un perfil lipídico modificado, más equilibrado, al incorporar mayor cantidad de ácidos grasos poliinsaturados - como el Omega 3 DHA -, y monoinsaturados, y reducir el contenido de grasa saturada”

Y claro, si la Asociación Española de Pediatría (representante de los pediatras españoles) dice que estas bebidas tienen sus beneficios, ¿quién soy yo para decir que no?

Pues efectivamente, mi opinión personal no tiene por qué convencerte de nada, aunque te la daré al final del post, así que me remito a la opinión de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria).

Lo que opina la EFSA

Esta agencia, revisó en 2013 esta gama de productos y encontró que, aunque es cierto que tiene modificaciones “ventajosas” también tiene otras que no lo son tanto:

 

  1. Debido a las modificaciones en la fuente de grasas, el sabor final no es del todo agradable, obligando al fabricante a añadir azúcares o edulcorante en su composición.
  2. Los niños europeos no presentan carencias habituales en los nutrientes suplementados en estas fórmulas, que por otro lado, son fácilmente obtenidos a través de los alimentos, lo que hace poco necesario su uso.
  3. Las modificaciones realizadas encarecen sustancialmente el producto.

 

La EFSA afirma que:

“El uso de la fórmula de “leche de crecimiento” no aporta un valor añadido a una dieta equilibrada en cuanto se refiere a satisfacer las necesidades nutricionales de los niños pequeños en la Unión Europea. Los expertos científicos de la EFSA no han podido identificar ninguna característica singular de la fórmula de la leche de crecimiento en la dieta de los niños pequeños (entre 1 y 3 años), llegando a la conclusión de que no es más eficaz en el suministro de nutrientes que otros alimentos que constituyen su dieta normal”

Estudio

La OCU también opina

Esta Organización también analizó en 2015 qué aportan las leches de crecimiento frente a la leche de vaca y el resultado fue el siguiente:

 

  • Calorías similares a la leche de vaca entera.
  • Azúcar añadido en forma de sacarosa, jarabes de glucosa, fructosa o bien miel.
  • Aromas, fundamentalmente de vainilla.
  • Menor contenido proteico que la leche de vaca.
  • Cantidad similar de grasa pero diferente perfil lipídico.
  • Menos cantidad de calcio que la leche de vaca.
  • Vitaminas añadidas.

 

Si razonamos un poco estas características y las ponemos en contexto:

  • Azúcar: el único azúcar de la leche es la LACTOSA y no recomendamos azúcares añadidos en niños menores de 2 años
  • Aromas artificiales: estamos educando el paladar de los peques, cuanto más naturales sean los sabores, mejor
  • Menos cantidad de proteínas: si después come carne, pescado o huevos en la comida y cena, poco nos importa reducir un poco el aporte de la leche
  • Mejora en el perfíl lipídico: los ácidos grasos añadidos a estas leches ya se encuentran de manera natural en la dieta de un niño a partir del año: aceite de oliva, los cereales, los huevos, o el pescado, frutos secos y semillas
  • Más vitaminas: a partir de los 12 meses el peque come frutas, verduras, legumbres… que le aportan todos estos nutrientes

 

Además, el precio de estas leches, frente a la leche entera de vaca que un peque de 12 meses puede tomar sin problemas, es más del doble.

¿Entonces qué está pasando?

Pues pasa que, aunque no debería ser así, en las opiniones científicas también hay un sesgo importante, muchas veces condicionado por EL DINERO.

Seguro que has visto el sello de la AEP en diversos productos “para niños” de dudosa calidad nutricional (te invito a buscar en el súper) y esto ha sido motivo de críticas por muchos compañeros dietistas-nutricionistas hacia esta Asociación.

La opinión de Mapi

Ya te he dicho al principio que, aunque no tengo que convencerte de nada, te dejaría mi opinión y, como casi siempre no tengo una postura absolutista.

Creo que, a la edad de 12 meses, la mayoría de peques comerán alimentos diferentes a la leche en suficiente cantidad y proporción como para equilibrar sus necesidades, así que, en la mayoría de casos, estas leches me parecen caras e innecesarias.

Sin embargo, también creo que, puede que en casos muy concretos e individualizados, el uso de estos preparados puedan ayudar a garantizar la ingesta de algunos nutrientes que de otra forma estarían en riesgo de carencia. 

 

Antes de lanzarte al súper a comprar leche de crecimiento “por si acaso”, si tienes dudas, quedamos y revisamos la alimentación de tu peque.

Leche de crecimiento
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